Una mujer, un cabello.
Una voz, una piel...
Y el deseo de obtener una sonrisa.
Un chiste, un juego.
Un gesto, un momento...
Y la recompensa de la franca risa.
Un rostro, una palabra.
Un angulo, una mirada...
Y el misterio atrapa la compañia velada.
Un beso, una caricia.
Un abrazo que exita...
El juego comienza y la flama inicia
Las caderas femeninas son portal son camino.
Sin principio ni fin, son origen y deseo.
Son vida y son cariño.
...sin duda. Un buen destino,
atrapa al lúgubre viajero,
que de la sirena es cautivo.